El intendente Cantoni anticipa la visita del gobernador Zamora a Tintina para inaugurar importantes obras que consolidan el desarrollo del interior

En un tiempo donde las políticas nacionales parecen mirar hacia otro lado frente a las necesidades del interior profundo del país, la articulación entre el gobierno provincial de Santiago del Estero y los municipios emerge como un modelo alternativo de desarrollo, gestión y cercanía con la gente. Así lo dejó entrever el intendente de Tintina, Mario Cantoni, durante una entrevista en el ciclo Todas las Voces con el periodista Gustavo Villavicencio, donde se destacó no solo la transformación estructural de esta ciudad del departamento Moreno, sino también el valor de una política que apuesta a la inversión pública y la igualdad de oportunidades.

Cantoni fue claro: “Tintina es una ciudad en permanente crecimiento y modernización”, un concepto que resume con precisión lo que se vive actualmente en esta localidad, cuya historia y desarrollo productivo se han reconfigurado en las últimas décadas. De ser una economía esencialmente forestal, “la capital del quebracho” mutó hacia una matriz agroganadera pujante, ubicándose hoy entre los tres principales departamentos del país en producción de granos, especialmente maíz.

Este cambio estructural, sin embargo, no es obra del azar. Según el intendente, responde a una sinergia virtuosa entre la administración municipal y el proyecto político provincial que encabeza el gobernador Gerardo Zamora. “Nosotros como intendentes acompañamos este proyecto de superación”, afirmó, destacando la presencia constante del gobierno provincial en el interior, incluso en tiempos donde el Estado nacional ha desfinanciado obras y abandonado compromisos históricos con las comunidades.

En ese marco, la próxima visita del gobernador a Tintina cobra un carácter más simbólico que protocolar. Se inaugurarán obras que apuntan directamente a fortalecer el tejido social y educativo: ampliaciones en colegios secundarios, albergues estudiantiles, salas de música y de procesamiento agropecuario, y hasta una moderna radio escolar con tecnología de punta. “Si hablamos de igualdad educativa, ese es el claro ejemplo que nosotros tenemos”, expresó Cantoni.

Lejos de adoptar una postura defensiva frente a las restricciones presupuestarias impuestas desde Nación, Tintina eligió el camino del ingenio, el esfuerzo compartido y la gestión eficiente. Pavimento con fondos mixtos, viviendas sociales, plantas potabilizadoras, y más de treinta cuadras urbanizadas en lo que va del último período, conforman un testimonio tangible del compromiso asumido desde el gobierno local. Como explicó el intendente, muchas de estas acciones se realizan con fondos propios, pero también con herramientas y maquinaria provista por la provincia, en una clara muestra de trabajo conjunto.

El mensaje de Cantoni también se inscribe en una línea de defensa firme del rol del Estado como motor de justicia social, igualdad y progreso. En contraste con una política nacional que, según sus palabras, “pretende destruir al Estado y desalentar la participación ciudadana”, el modelo santiagueño reafirma que es posible hacer, construir, incluir y desarrollar desde el interior hacia el país.

El jefe comunal no dudó en hacer un llamado de atención frente al vaciamiento discursivo que promueve el desprestigio de la política: “No vamos a caer en ese juego donde todo se denigra; la política es, para nosotros, una herramienta de transformación real de las comunidades”, sostuvo. Y lo ejemplificó: “Donde había barro, ahora hay pavimento. Donde había oscuridad, ahora hay luz.”

Por último, Cantoni resaltó el nuevo perfil de los intendentes del interior: ya no limitados a las tareas básicas, sino formados, capacitados, y con agendas modernas que incluyen educación, medio ambiente, salud y tecnología. “Hoy se necesitan líderes que gestionen en conjunto, que incorporen nuevas temáticas y que estén en permanente formación”, dijo.

Tintina, entonces, no solo es un ejemplo de reconversión económica. Es también una muestra viva de cómo el trabajo coordinado entre municipio y provincia puede convertirse en un antídoto frente a las políticas de exclusión y centralismo. Una ciudad que, en medio de la adversidad, se reafirma como símbolo de dignidad, gestión eficiente y esperanza colectiva.