Dudas sobre el rol de Manuel Adorni en el Gabinete
El debut de Manuel Adorni como jefe de Gabinete, en el marco de la primera reunión ministerial encabezada por el presidente Javier Milei tras los recientes cambios en el Ejecutivo, dejó más interrogantes que certezas sobre el verdadero alcance de su rol político dentro del Gobierno.
Su designación, impulsada directamente por Karina Milei, refuerza la influencia de la secretaria General de la Presidencia, pero al mismo tiempo expone la fragilidad del nuevo esquema de poder en Balcarce 50, donde conviven intereses y liderazgos dispares. Adorni, hasta ahora portavoz oficial y figura mediática del oficialismo, llega a un cargo que exige diálogo político, gestión y articulación con gobernadores, un terreno en el que todavía no ha demostrado experiencia ni vínculos sólidos.
En provincias como Santiago del Estero, la figura de Adorni es vista con cautela. Su perfil comunicacional y su escasa conexión con los mandatarios provinciales generan dudas sobre su capacidad de tender puentes institucionales en un momento en que el Gobierno nacional necesita recomponer la relación con los distritos del interior. En el norte, donde la obra pública y la asistencia federal son claves, la falta de llegada de los nuevos funcionarios podría acentuar tensiones con las administraciones locales.
Mientras tanto, el equilibrio interno dentro del Ejecutivo sigue marcado por la influencia de Karina Milei y la presencia constante de Santiago Caputo, el estratega político más cercano al Presidente. Aunque Caputo no ocupa un cargo formal, sigue siendo el principal interlocutor en la toma de decisiones y en la definición del rumbo político del Gobierno.
Las próximas semanas serán determinantes para saber si Adorni logra consolidarse como un jefe de Gabinete con peso propio o si su figura quedará limitada a un rol administrativo y de vocería dentro de un esquema cada vez más concentrado en el círculo íntimo presidencial.





