“Devuélvanme ese símbolo de amor”: el desgarrador pedido de la hija del productor fallecido cerca de Ojo de Agua
El dolor por la muerte de un ser querido no conoce límites. Pero hay gestos que profundizan la herida y dejan una marca imborrable. Natalia Ruatta Contigiani atraviesa uno de esos dolores. A la pérdida irreparable de su padre, Rubén Ruatta —productor cordobés fallecido en un trágico accidente sobre la Ruta 13, en cercanías de Ojo de Agua— se le sumó una situación que conmueve y estremece: la desaparición de la alianza que su papá llevaba en su mano izquierda al momento de morir.
Con una entereza nacida del amor, Natalia decidió alzar la voz. No para reclamar justicia solamente, sino para pedir humanidad. La alianza no era un objeto más: era el símbolo de casi 30 años de amor entre sus padres, un metal sencillo cargado de historia, de trabajo, de silencios y de abrazos.
“Mi papá seguía siendo un ser humano, con derechos”, expresó con profunda angustia. Según relató, alguien manipuló el cuerpo, abrió su mano y sustituyó la alianza por un aro roto. El hecho fue descubierto en la morgue, cuando a la familia se le entregó un frasco con una pieza que no pertenecía a Rubén. “Es como una burla”, confesó, todavía incrédula ante lo ocurrido.

Mientras el Ministerio Público Fiscal avanza con la investigación y se toman testimoniales a todas las personas que tuvieron contacto con el cuerpo, Natalia enfrenta otro desafío: convivir con la indignación y el dolor que genera saber que alguien cruzó un límite moral impensado. “Nada me va a devolver a mi papá. Pero duele saber que alguien decidió sacarle la alianza”, dijo, reflejando un sentimiento que, lamentablemente, muchas familias reconocen en silencio.
Al recordar a Rubén, su hija dibuja el retrato de un hombre sencillo y bueno. “Era trabajador, amaba ir a Santiago, trabajaba a la par de sus empleados. Era callado, tranquilo, sabio. No sabía decir ‘te quiero’, pero lo demostraba con hechos, con esas manos que trabajaban y cuidaban”, contó, con la voz quebrada por la emoción.
Y es allí donde la alianza cobra su verdadero significado. “Con ese metal me tuvo en brazos cuando nací, me abrazó cuando lloré y arregló el pestillo de mi puerta un día antes de morir”, recordó. Para Natalia, ese anillo es la última caricia, el último vínculo tangible con su papá. “Es la esperanza de poder traerlo del todo a casa. Tenerla en mis manos será aceptar que no va a volver, pero también será tenerlo cerquita”.
El pedido final es tan simple como profundo. Natalia habló directamente a quien tenga la alianza: “En tus manos está el bálsamo”. Y apeló al espíritu de la Navidad, proponiendo un gesto de amor y reparación: dejar el anillo en una iglesia, de manera anónima, para devolverle a una familia un poco de paz en medio del dolor.
“Pido que me devuelvan ese símbolo de amor que tenía mi mamá con mi papá”, suplicó. Porque a veces, en medio de la tragedia, un pequeño acto de humanidad puede iluminar la noche más oscura.





