La esperanza en los caminos de Suncho Corral un gesto que cambia vidas
En los caminos de Suncho Corral, departamento Juan Felipe Ibarra, la esperanza y la gratitud han encontrado un lugar especial en el corazón de una historia que conmueve y motiva a toda una comunidad. La protagonista es Juanita, una maestra jardinera rural que, con 13 años de entrega y dedicación a su profesión, demuestra que el compromiso con la educación puede superar cualquier obstáculo.
Cada día, Juanita enfrenta un desafío que para muchos sería imposible: recorrer entre 35 y 40 kilómetros haciendo dedo desde su pueblo para llegar a la escuela, y luego recorrer otros 4 o 5 kilómetros en bicicleta por caminos de tierra hasta su jardín. Sin embargo, lejos de desanimarse, su pasión por enseñar y su amor por los niños la impulsan a seguir adelante. “Agradecer siempre” es su lema, y esta filosofía la acompaña en cada jornada.
Un día de septiembre de 2024, mientras esperaba al costado de la ruta, su vida dio un giro inesperado. Luis y Matilde, miembros de la Fundación Lesourire del Chaco, la recogieron y, durante el trayecto, conocieron su historia y la de los niños que diariamente luchan por acceder a la educación en condiciones adversas. Desde aquel encuentro, la fundación comenzó a brindar apoyo a su escuela, llevando alimentos y recursos para mejorar la calidad de vida de los pequeños estudiantes.
Pero el gesto que llenó de emoción el corazón de Juanita fue la sorpresa que recibió hace apenas unos días: una bicicleta donada por un abuelo que, al escuchar sobre su historia, decidió regalarle este medio de transporte que ya no podía usar. “Todavía no puedo creer que también pensaron en mí como docente. En mis 13 años de docencia rural siempre me pregunté si alguien pensaría en nosotros. Hoy estoy eternamente agradecida”, relata Juanita con la voz entrecortada por la emoción.
En las redes sociales, la Fundación Lesourire del Chaco compartió su experiencia y destacó la labor de Juanita como maestra rural de alma. “Historias como la de Juanita nos recuerdan que la educación cambia vidas y que siempre podemos hacer algo para ayudar”, escribieron. También invitaron a la comunidad a colaborar con la escuelita, donde 15 niños recorren a diario 8 kilómetros en bicicleta para estudiar.
Esta historia no solo refleja las dificultades que enfrentan los docentes rurales, sino también la solidaridad que puede surgir de los actos más simples. En un mundo donde a menudo se habla de carencias, Juanita y su jardín son un testimonio de cómo la gratitud, el amor y la esperanza pueden transformar vidas. En palabras de la propia maestra: “Es por ese amor que siempre vas a encontrar un maestro santiagueño haciendo dedo, pero también un maestro feliz”.
Hoy, la comunidad de Suncho Corral celebra este gesto de bondad que trasciende lo material y se convierte en un mensaje de esperanza para todos. Porque, como bien dice Juanita, la clave está en “agradecer siempre” y en seguir creyendo que la educación es el camino para cambiar el mundo.
Creado:
27 enero, 2025