Dolor en el fútbol argentino: falleció Miguel Ángel Russo, un símbolo de lucha y pasión

El fútbol argentino llora la partida de uno de sus grandes referentes. Miguel Ángel Russo, actual entrenador de Boca Juniors y figura emblemática del deporte nacional, falleció este miércoles a los 69 años, tras una larga batalla contra el cáncer que enfrentaba desde 2017. Su vida, marcada por el compromiso, la humildad y el amor por el fútbol, deja un legado imborrable dentro y fuera de las canchas.

Russo había sido internado en las últimas semanas debido a un cuadro de debilidad que complicó su salud. Según trascendió, el deceso se produjo alrededor de las 19 horas en su domicilio, acompañado de su hija, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio. En los últimos meses, su estado lo había obligado a reducir su actividad al frente del equipo xeneize, cediendo parte de la conducción diaria a su asistente, Claudio Úbeda. Su última aparición pública fue el 23 de septiembre, cuando visitó el predio de Boca y fue recibido con un cálido abrazo por Juan Román Riquelme, una imagen que hoy cobra un valor profundamente simbólico.

Una vida al servicio del fútbol

Nacido en Valentín Alsina en 1956, Miguel Ángel Russo dedicó toda su carrera como jugador a Estudiantes de La Plata, club en el que disputó más de 400 partidos entre 1975 y 1989. En el mediocampo del “Pincha”, compartió equipo con glorias como José Luis “Tata” Brown, Marcelo Trobbiani, José Daniel “Boca” Ponce y Alejandro Sabella, logrando los títulos del Metropolitano 1982 y el Nacional 1983. Su regularidad y temple lo llevaron a vestir la camiseta de la Selección Argentina en 17 oportunidades.

De jugador a entrenador de leyenda

Su retiro del fútbol profesional marcó el inicio de otra etapa brillante. Como director técnico, comenzó en Lanús, donde logró el ascenso a Primera División, y luego inició una extensa carrera que lo llevó a dirigir clubes de Argentina y del extranjero: Estudiantes, Rosario Central, Vélez, San Lorenzo, Racing, Colón, Los Andes, Universidad de Chile, Salamanca, Monarcas Morelia, Millonarios, Alianza Lima, Cerro Porteño y Al-Nassr.

El punto más alto de su trayectoria llegó en 2007, cuando, al frente de Boca Juniors, conquistó la Copa Libertadores de América, con un Juan Román Riquelme en estado de gracia y una final histórica ante Gremio que terminó con un 5-0 global, el mayor margen en la historia del certamen. También fue campeón con Vélez, con Rosario Central y con Millonarios de Colombia, donde en 2017 obtuvo el bicampeonato mientras atravesaba su tratamiento oncológico.

Rosario Central, su casa del corazón

Entre sus múltiples destinos, Rosario Central ocupó un lugar especial en su vida. Lo dirigió en cinco etapas, nunca perdió un clásico ante Newell’s y fue el responsable del ascenso en 2013. Diez años más tarde, en 2023, volvería a escribir una página dorada al consagrarse campeón de la Copa de la Liga Profesional en el Estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero. Fue, sin saberlo, su último título como entrenador.

Un ejemplo de fortaleza y amor por el juego

Pese a las adversidades, Russo nunca abandonó su vocación. “Estuve cerca de morir haciendo lo que más me gusta: dirigir”, confesó en una entrevista. Su historia es también la de una lucha silenciosa y digna, sostenida en el apoyo de su familia, de sus dirigidos y del cariño incondicional del público.

Su última etapa en Boca

En 2025, Miguel Ángel Russo regresó a Boca por segunda vez, convocado por Riquelme para liderar un proyecto ambicioso de cara al Mundial de Clubes. Su última vez en el banco fue durante el empate frente a Central Córdoba en la Bombonera, un cierre cargado de simbolismo para quien dedicó su vida entera al fútbol argentino.

Hoy, su figura se suma al panteón de los grandes del deporte nacional. Fue jugador, entrenador, maestro y ejemplo de resiliencia. Miguel Ángel Russo no sólo ganó campeonatos: ganó el respeto, la admiración y el cariño eterno de todos los que aman este deporte.

Descansa en paz, Miguel. El fútbol argentino te recordará por siempre

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