Cristian Carleso, el arquero que defendió los colores de Mitre y Central Córdoba
El fútbol lleva la vida por caminos insospechados que a la larga cobran una tremenda trascendencia. Actualmente, Cristian Carleso es padre de dos niños, dedica su vida a su agencia de tómbola y mantiene su pasión por la redonda defendiendo la gloriosa casaca de Villa Abregu en la Liga de Veteranos.
Su presente es muy feliz pero también tiene una historia pasada por contar, siempre vinculada al fútbol. “Me inicie en el baby fútbol jugando para Roque Leguizamon durante varios años. A los 14 años debuté en la Liga Añatuyense jugando para San Jorge”, contó sobre sus comienzos.
Era un destacado en el equipo con el que se consagró campeón al año siguiente y con 16 años tuvo la posibilidad de ser probado durante dos semanas en Ñewells Old Boys. Eso fue posible debido a las gestiones de don Juan David Champarini, ex presidente de la Liga Añatuyense.
Tras esa prueba, con 17 años, jugó en Quilmes de Rafaela y luego en Atlético de Rafaela, desde donde lo llevaron a una prueba en Rosario Central durante tres meses, jugando con los profesionales y provisionales del club.
¿Siempre fuiste arquero? , preguntamos y sin rodeos contestó que desde los “cuatro años cuando empezó a jugar al fútbol”. Entre los porteros que admira está el paraguayo José Luis Chilavert y el “Tito” Bonano, ex River Plate.
A partir de los 18 años volvería a Santiago del Estero para seguir su carrera. “Me compra Estudiantes de Huaico Hondo. Salimos campeones y me lleva Mitre por medio año. Luego, pasé a Güemes y tras una buena campaña me compra el pase Central Córdoba, donde jugué durante dos años”. De esa manera es que se convirtió en el arquero añatuyense que logró defender los tres palos de los dos clubes más populares de la provincia.
Y fue parte de los clásicos entre “Ferroviarios” y “Aurinegros”. “Jugando para Mitre perdí un clásico 1 a 0 con Central y jugando para Central le gane 2 clásicos a Mitre”, recordó. “Jugar en esos dos clubes tan populosos para la provincia fue muy grato y tengo muchos recuerdos guardados para mí. Incluso representé a Central Córdoba en el argentino B en el 2002”, contó orgulloso.
Sobre esos recuerdos detalló “Hice muchos amigos y las dos hinchadas me querían mucho. Me ovacionaban con cada atajada que hacía”.
Tras esa etapa volvió a su Añatuya para defender los colores de Talleres GB que jugó el Torneo Regional de AFA y que era dirigido por Roque Leguizamon, su formador cuando fue niño. Fe ahí que su carrera futbolística.
Haber pasado por tantos equipos fue en parte por su habilidad pero también por su responsabilidad. “Yo era siempre el primero en llegar y el ultimo en retirarme de los entrenamientos. Por eso es clave la responsabilidad y sepan –dijo dirigiéndose a los nuevos valores añatuyenses- que si se les cierra una prueba no termina ahí todo. Sigan y sigan entrenando que otras pruebas se les van a dar. La responsabilidad y el respeto, tanto en el futbol como en la vida, son claves”, dijo.
Hoy su preocupación pasa por acompañar a sus pequeños. Thiago de 9 años y Bruno de 7 años, quien se calzó botines guantes para seguir los pasos de su padre. Thiago por el contrario s mediocampista.
“Siento un gran orgullo para mí. El más chico se me hizo arquero y el otro mediocampista. Siempre trato de darles el ejemplo a mis hijos, trato de ayudarlos y de apoyarlos en todo lo que hagan”, relata emocionado. Por esta razón estuvo de ayudante de las escuelitas de futbol infantil EFIPP y Aero Club
