“El Don Santiagueño”, el “café” delicioso que registró Daniel, tostando algarrobas blancas y negras
Daniel comenzó a hacer experimentos hasta que logró obtener un café distitnto, y ahora investiga la tusca, el quiscaloro y la tuna, para incorporar más productos del monte santiagueño.
La historia del deseo de Daniel Eduardo Ledesma por revalorar los frutos del monte santiagueño elaborando delicias saludables comenzó hace unos cinco años.
Resulta que él tenía la concesión del bar de la importante librería Utopía en pleno centro de la capital santiagueña, ubicada en Independencia 221. Allí Daniel servía los tradicionales cafés, que como todos sabemos, es una infusión a base de un producto importado. Un día, andando en bicicleta por las afueras de la ciudad, Daniel pasó frente a un montículo de vainas de algarroba que alguien estaba quemando.
No era algo usual, pero el aroma a tostado de esa especie de “chauchas” que son el dulce fruto del árbol conocido como algarrobo, invadió su olfato y conmovió su alma. Un aroma que tiene reminiscencias a chocolate, a coco, a vainilla y le hizo acordar al “café” de algarroba con leche que le preparaba su abuela. En ese instante tomó conciencia de la enorme cantidad de algarrobas que caen al suelo y sólo llegan a alimentar a los animales, porque se utiliza como forraje o lo comen los insectos.
Daniel recogió una bolsa de algarrobas, ya secas pero aún no quemadas, se las llevó a su bar con la intención de elaborar “café” de algarroba.
Daniel comenzó a hacer experimentos hasta que logró obtener un “café” delicioso, tostando algarrobas blancas y negras –son dos variedades de la planta-, pasando por un proceso artesanal que hasta hoy guarda como su mejor secreto. Se animó a envasarlo en paquetes de 220 gramos y comenzó llamándolo “Don Ledesma”, pero luego registró la marca “El Don Santiagueño”.
La algarroba tiene calcio, hierro, fósforo, magnesio, cinc y 10% de proteínas. Reduce el colesterol “malo”, previene el estreñimiento, es desinflamatorio, probiótico y rico en fibras. Con 50% de azúcares naturales, al tostar su fructosa se carameliza y torna delicioso al café.
Daniel llevó la bebida al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para que la analizaran y ahí le comunicaron que la algarroba no estaba registrada como infusión. Comenzó los trámites y fue el primero en registrarlo como tal. Pero fue por más y además registró el “Té de Mistol” y el “Té de Chañar”.
Los técnicos del INTI le dieron fórmulas para elaborar budines, alfajores, galletas, mermeladas con frutos del monte y con los cánones necesarios para que resultaran aptos para consumo humano, saludables y de sabor parejo, cumpliendo con las Buenas Prácticas Alimenticias (BPA). Daniel y su esposa comenzaron a ofrecer su novedoso “café” de algarroba para degustar, a todos los clientes de la librería, el cual queda exquisito con leche o crema.
“Hemos alquilado parte de una casa que era un pub para poder elaborar con todas las habilitaciones. Pero sueño con llegar a tener mi sala de elaboración dentro del Parque Industrial de Santiago. Sólo es cuestión de tiempo. Estoy en la etapa de hacer los trámites para obtener el Registro de Establecimiento Elaborador y luego el Registro de Alimentos -comenta Daniel a Bichos de Campo-. Tengo la idea de comercializarlo a través de una cadena de cafeterías”. El primer bar de “café” de algarroba, dice el emprendedor, estará ubicado en el barrio de Palermo, en Buenos Aires.
“El año que viene pretendemos estar produciendo y comercializando unos entre diez mil y quince mil kilos de ‘café’ de algarroba. Acabo de armar en el barrio de La Paternal, en Buenos Aires, un local que funcionará como centro de distribución de productos regionales como galletas, budines y alfajores envasados al vacío y certificados del productor al consumidor, con sellos de 100 % orgánico, libres de gluten. También sacaremos harina de algarroba envasada, de buena calidad”, agrega.
Daniel investiga la Tusca, el Quiscaloro y la Tuna, para incorporar más productos. Piensa editar distintos blends de “café” de algarroba, con cascarilla de cacao, con vainilla y canela, con tusca, y uno más intenso de algarroba negra. Dice que los sirio-libaneses le compran “café” de algarroba para echarle al mate porque queda así muy rico. Estará presente este fin de semana en la “Feria Mappa” de la ciudad de Buenos Aires.
Fuente: Bichos de Campo
Creado:
24 octubre, 2022