Un añatuyense enamorado de Jujuy se tatuó la «botita»

La historia de un añatuyense que visitó Jujuy junto a su novia y se enamoró de los paisajes. Hoy en día su vida está atravesada por el cariño que tiene por nuestra provincia. A Jujuy siempre se vuelve. Una de las frases que se relacionan con nuestra provincia por sus hermosos paisajes y por la calidad de la gente. Tal es así que un santiagueño se enamoró de Jujuy, se casó, formó su familia y su vida en Santiago del Estero siempre estuvo ligada a nuestra provincia.

La historia de Alejandro Córdoba de la ciudad de Añatuya, Santiago del Estero, pero con el corazón bien jujeño. A los tres meses de estar de novio tuvo la posibilidad de venir a conocer la provincia. Los guías fueron los tíos de la novia que viven en el barrio Alto Comedero e hicieron que quede maravillado con cada lugar: un recorrido por Purmamarca y las Salinas Grandes.

Cuenta que quedó impactado con los paisajes y siempre que tiene vacaciones viene a nuestra provincia. Conocer nuevas comidas, lugares y el carnaval es el plan para todos los viajes que lo traen al norte argentino.

El amor por Jujuy lo llevó a tener adornos del norte en toda su casa para recordarle cada aventura. Y adelantó que: “Si Dios quiere voy a ir para los carnavales del año que viene”. Pero el fanatismo de Alejandro no es solo por sus paisajes sino que en honor a lo que representa nuestra provincia lo reflejó en un tatuaje que decidió hacerse: una botita con los siete colores que representa al tradicional cerro de Purmamarca, un cactus y una llama. En la parte superior decidió poner las iniciales ‘D’ y ‘H’ de Dorotea y Héctor, su abuela y su padre, que fallecieron este año.

La vida de un santiagueño atravesada por el amor a nuestra provincia. Eligió como compañera a la mujer que hizo que se enamoré de Jujuy. Hoy llevan tres años juntos, se casaron y comparten su vida sin dejar de lado la cultura

Fuente: todojujuy.com

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