Una jugada clave en la pulseada por los pesos: el Gobierno logró renovar $3,8 billones
El Ministerio de Economía consiguió en su última licitación de deuda en pesos un resultado casi perfecto: sobre $3,799 billones de ofertas, adjudicó $3,788 billones. Es decir, se renovaron prácticamente todos los vencimientos, evitando una presión inmediata sobre la emisión monetaria y enviando una señal de confianza relativa a los mercados.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, subrayó que la operación se inscribe en la estrategia de absorción monetaria, que se refuerza tras la reciente suba de encajes del Banco Central. En los hechos, el Gobierno logró estirar los plazos y pagar un rendimiento equivalente a un plazo fijo mayorista más un 1%, un costo que en Economía califican como “consistente con los objetivos de la política monetaria”.
Pero detrás de la noticia positiva hay tensiones estructurales. Por un lado, el éxito de la licitación da aire al Ejecutivo en medio de un programa que apunta a “secar la plaza de pesos” para contener la presión cambiaria e inflacionaria. Por otro, esta dinámica supone una bicicleta delicada: la deuda en pesos crece, el Tesoro depende de refinanciaciones constantes y las tasas se ajustan al alza, con el riesgo de encarecer el financiamiento futuro.
La absorción monetaria se convirtió en el eje de la estrategia oficial: menos pesos en la calle implica menos demanda de dólares y, por ende, menos volatilidad en el tipo de cambio. Sin embargo, analistas advierten que el margen es finito. El día de la licitación también vencían $5,8 billones de la operación anterior, lo que muestra la magnitud del desafío.
En definitiva, el Gobierno compró tiempo y logró mostrar capacidad de refinanciación. Pero el trasfondo político-económico no cambia: la sostenibilidad de este esquema dependerá de que el programa fiscal y monetario logre reducir de manera genuina la necesidad de emisión, más allá de los parches financieros.
Creado:
19 agosto, 2025