Chofer transportaba cocaína en ambulancia y desata un escándalo en Añatuya: vínculos con una red narco bajo la lupa
Un operativo de la Policía Federal en la localidad de Fernández dejó al descubierto una impactante maniobra de narcotráfico con epicentro en Añatuya.
Un chofer, identificado como “Churito” Suárez, fue detenido mientras transportaba más de dos kilos de cocaína en una ambulancia perteneciente a una empresa de servicios fúnebres. El procedimiento, ordenado por el Juzgado Federal N° 1 a cargo de Guillermo Molinari, provocó un fuerte cimbronazo en el sudeste santiagueño, donde ya se habla de conexiones con figuras conocidas del ambiente narco.

Un procedimiento inesperado en plena ruta
El operativo se realizó en la antevíspera sobre la Ruta Nacional 34, a la altura de Fernández, departamento Robles, unos 45 kilómetros al sur de la capital provincial. La ambulancia, que circulaba con apariencia de prestar servicio habitual, fue interceptada por una patrulla federal tras un seguimiento que llevaba varios meses en marcha.
Durante la requisa del vehículo, los efectivos hallaron una mochila con más de dos kilos de cocaína de alta pureza. En el lugar fueron detenidos “Churito” Suárez —chofer de la firma fúnebre— y una joven identificada como N.S. Otro individuo, que presuntamente actuaba como contacto, logró darse a la fuga en medio del operativo.
Ambos detenidos quedaron a disposición de la Justicia Federal por presunta tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. El conductor sería indagado este jueves por el juez Molinari, asistido por el abogado Gabriel Toloza, quien habría aconsejado a su defendido no declarar hasta conocer la acusación completa.

La ruta blanca del sudeste santiagueño
Fuentes judiciales y policiales confirmaron que la investigación llevaba más de seis meses y apuntaba a una estructura que utilizaba vehículos de traslado sanitario y fúnebre como fachada para el tráfico de drogas. “Churito” estaría vinculado con otros dos sospechosos de Añatuya, conocidos como “Marrano” y “Gancho”, quienes tendrían antecedentes en causas federales relacionadas con el narcotráfico.
Los investigadores no descartan que la red operara desde los barrios Obrero, Sportivo y Villa Abregú de Añatuya, con ramificaciones hacia otros puntos de la provincia. El teléfono celular del detenido será una de las claves para avanzar en la identificación de posibles cómplices y contactos.

Ecos de viejos casos y nombres que se repiten
Los investigadores trazan paralelismos entre este caso y un golpe registrado en 2024, cuando Gendarmería incautó 300 kilos de marihuana, armas y casi nueve millones de pesos en una serie de allanamientos realizados en Capital, Banda y Añatuya. En esa oportunidad, fueron detenidas siete personas, entre ellas un hombre apodado “Negro” Alvarado, también vinculado a “Marrano”.
Las coincidencias de nombres y lugares no pasan inadvertidas para los federales, que sospechan de una estructura persistente con base en Añatuya y nexos hacia los departamentos Juan Felipe Ibarra y Moreno, zonas históricamente mencionadas en operaciones de narcotráfico.
Un recuerdo que vuelve: el “Carbón Blanco” y la sombra de Suncho Corral
El caso reaviva la memoria de uno de los golpes más resonantes del narcotráfico argentino: el operativo “Carbón Blanco”. Entre 2005 y 2012, una red criminal envió más de 10 toneladas de cocaína a España, camufladas en bolsas de carbón vegetal provenientes del Chaco y con ramificaciones en Suncho Corral, Santiago del Estero, donde operaba una finca asociada a la maniobra.
Los investigadores no descartan que pequeñas células aún subsistan en la región, aprovechando rutas rurales y vehículos de uso social —como ambulancias o transportes de servicios públicos— para encubrir sus movimientos.
Expectativa judicial y silencio en Añatuya
Mientras “Churito” Suárez aguarda su indagatoria en la base de la Policía Federal, el hermetismo domina el ambiente. Su defensa analiza tres posibles estrategias: asumir la responsabilidad total, culpar a otros choferes que utilizaban el mismo vehículo, o guardar silencio absoluto.
En Añatuya, la tensión es palpable. Los vínculos personales y laborales del detenido con otros vecinos mantienen en vilo a la comunidad. “Esto recién empieza”, deslizó un investigador. “Hay muchos nerviosos en el sudeste”.





