«Los Curas Villeros» alzaron la voz por los barrios populares: Navidad sin pan ni certezas, familias al límite y un Estado que se retira
A días de una nueva Navidad, la Argentina vuelve a exhibir una de sus heridas más profundas: miles de familias no logran cubrir la canasta básica y sobreviven en un contexto de creciente precariedad, mientras el Gobierno nacional insiste en un modelo que delega en el mercado —y en la lógica de la oferta y la demanda— responsabilidades que históricamente le correspondieron al Estado.
La situación crítica fue expuesta con crudeza desde Luján por los curas villeros, quienes alzaron la voz en representación de los barrios populares durante una celebración religiosa en el Santuario de Nuestra Señora de Luján. Allí, los sacerdotes denunciaron la falta de integración socio urbana, el acceso desigual a servicios básicos y la ausencia de políticas públicas que atiendan la emergencia social que atraviesan miles de hogares.

“El problema ya no es solo llegar a fin de mes, sino llegar al plato de comida diario”, advierten referentes sociales que ven cómo los ingresos quedan muy por debajo del costo real de vida. La canasta básica se volvió inalcanzable para una porción cada vez mayor de la población, empujando a más familias a los comedores comunitarios, a la economía informal o al endeudamiento permanente.
En su mensaje, los curas villeros remarcaron que en las villas y barrios populares “siguen faltando cloacas, agua potable y una verdadera integración socio urbana”, y alertaron sobre discursos que vuelven a instalar conceptos como “erradicación” o propuestas extremas contra estos sectores, a las que calificaron como una peligrosa instigación a la violencia.
El cuadro se agrava en fechas sensibles: “En muchas casas va a faltar el pan, una mesa digna, juguetes y el pan dulce”, señalaron, describiendo una Navidad marcada por la escasez. A esto se suma una atención sanitaria insuficiente, con centros de salud desbordados, falta de medicamentos y escasez de profesionales, especialmente en salud mental.
En materia laboral, la realidad no es distinta. Predominan los trabajos precarios, changas y emprendimientos sin respaldo ni proyección, en un contexto donde el Estado nacional se limita a observar cómo el mercado regula, sin intervenir para garantizar derechos básicos como el trabajo digno, la vivienda o la alimentación.
Pese a todo, los sacerdotes destacaron la organización y la solidaridad de los propios vecinos, a quienes definieron como “los primeros urbanizadores” de los barrios. Son ellos quienes sostienen comedores, gestionan servicios y se acompañan frente a la ausencia de respuestas estructurales.
El mensaje final, cargado de fe pero también de interpelación política y social, fue claro: en medio de la pobreza y del retiro del Estado, la dignidad no puede quedar librada al mercado. La Navidad vuelve a encontrar a millones de argentinos esperando algo más que discursos: esperando políticas concretas que cambien una realidad que ya no admite indiferencia.





