Violines El Sixto: En Córdoba, enseñan a hacer instrumentos de cuerda para orquestas juveniles
'Violines El Sixto', en homenaje al músico santiagueño, se denomina un proyecto cordobes que gira en torno a la música, el arte y la inclusión.
Cuando armó un violín por primera vez, Hernán Rojo supo que no podría dedicarse a hacer otra cosa. Tal vez la rispidez de las cuerdas o la suavidad de la madera. Supo en ese momento que la profesión lo eligió a él. La música también. Hoy tiene su taller a media cuadra de La Cañada, sobre calle Laprida en la provincia de Córdoba.
La luz, que entra por la ventana del taller, deslumbra el polvo sobre cada superficie del lugar en el que trabajan Hernán junto a socio y colega, Rafael Gedda. Ambos profesionales de la música, se conocieron hace más de 20 años cuando se conformó la Asociación Argentina de Luthiers (AAL), institución que nació casi al mismo tiempo que su amistad.
Hoy trabajan en el proyecto Violines El Sixto, a partir de madera donada por empresas y particulares, o incluso comprada a cooperativas, crean instrumentos que luego utilizan músicos de orquestas juveniles o barriales. Violines, violas, violonchelos, guitarras, cajones peruanos, bombos. Todo instrumento tiene su particularidad. Cada uno de ellos con vida propia, no sólo por cómo suenan sino también por cómo se apropia cada músico cuando los tiene entre sus manos.
Los moldes de cada instrumento, Hernán los confecciona a mano. Cada trozo de madera que utiliza tuvo una vida anterior: muebles que adornaron una casa, listones de camiones que viajaron por muchas ciudades, e incluso bancos y puertas de escuelas. El proyecto prosperó en pandemia, aunque la idea venía creciendo hace tiempo: “Quería lograr un instrumento que fuera de buena calidad pero que no fuera tan costoso, algún punto medio, especialmente para los pibes”, cuenta el luthier al sitio Cba2n.
El nombre del proyecto honra a Sixto Palavecino, un músico y cantante nacido en Santiago del Estero. Un referente que obtuvo numerosos premios a lo largo de su trayectoria, incluyendo un Premio Konex como uno de los mejores instrumentistas del folklore de la historia en Argentina. Acerca de su decisión, dice: “Me pareció correcto elegir a un músico popular, fue como una especie de homenaje”.
Un paso fundamental para transformar la idea en realidad fue haber ganado un concurso propuesto por el Fondo Nacional de las Artes. Para obtener la beca monetaria, presentó una familia de instrumentos: violín, viola y violonchelo. “En ese momento fue algo de $150.000, eso nos permitió comprar otras herramientas y fortalecer el taller”, cuenta.
Con 27 años, mientras esperaba en la antesala al consultorio del dentista, lo sorprendió un aviso en la esquina inferior de un diario. No pudo decir exactamente qué lo llevó al taller de su maestro Franco Ponzo, un napolitano que daba cursos de luthería por las noches en Capital Federal. Pero Hernán agradece haber ido: “Antes los viejos no te querían enseñar nada, se llevaban los secretos a la tumba, fuimos pocos los que tuvimos la oportunidad de aprender con alguien”.
Acerca del futuro del proyecto, espera que siga creciendo y pueda replicarse en otros lugares del país. “Imaginar a alguien del Chaco, por ejemplo, haciendo lo mismo que acá, sería para mí un honor”, dice.
Creado:
6 septiembre, 2022