El merendero del barrio Las Trincheras sigue creciendo a pesar de la pandemia

Una iniciativa solidaria surgida de los propios vecinos en Icaño.

El merendero Las Trincheras de Icaño nació por iniciativa de un grupo de madres del barrio Las Trincheras de Icaño. Estas pretendían fortalecer el vínculo entre madres e hijos del lugar y así fue modificándose la idea hacía como ayudar a las familias del sector. “Empezamos dando una merienda dos veces a la semana y luego aumentamos un almuerzo los sábados. También le sumamos actividades recreativas los sábados. Con esto buscábamos que los niños pudieran compartir momentos, hacer amigos y crecer en todo sentido y de esa manera extendernos hacía los niños de la zona rural para darles una mano”, agregó Analia Herrera, una de las fundadoras.

“En este camino del amor y la solidaridad fuimos creciendo y conociendo gente que nos ayudó mucho como es el caso de Mauricio Mendoza con su equipo de trabajo, quienes desde Buenos Aires nos dan una gran mano. Es un grupo maravillo que nos ayuda para que actualmente podamos brindar un plato de comida en este contexto de pandemia. Actualmente, tres veces por semana 120 familias retiran su vianda de comida con esa ayuda”, describió. “Es un tiempo muy difícil para todos y gracias a Dios y a la ayuda de mucha gente no hemos cerrado las puertas y podemos brindar este servicio. Seguimos trabajando gracias a tanta gente que se suma y colabora con nosotros, incluso muchas personas de aquí. Hacemos pan casero y también entregamos a las familias”, relató.

“Nuestro propósito va más allá de dar alimentos. En el verano, por ejemplo realizamos por segundo año consecutivo nuestra colonia de vacaciones durante un mes completo con diferentes actividades recreativas y educativas y se sumaron muchos profesionales de nuestro pueblo de manera ad honorem para brindar actividades como manualidades, talleres de reciclado, pintura, hockey, vóley con más de 200 niños que participaron”, explicó.

Además, por gestiones realizadas por la Comisión Municipal, recibieron un predio de importantes dimensiones donde comenzaron a construir su propia sede con un proyecto de huerta en marcha.

Otras de las acciones que trabajan este tiempo producir verduras en su huerta comunitaria. “Gracias a INTA que nos da su apoyo para que en el merendero podamos tener nuestra propia huerta y producir la verdura que necesitamos para la comida, ya tenemos nuestra propia huerta de importantes dimensiones y en la que sembramos por primera vez en esta campaña. La hemos cerrado y hemos colocado la media sombra y esto también lo han hecho varias de las familias para que en cada una de sus viviendas tengas su propia huerta. Me siento muy contenta porque muchos han tomado ese compromiso y hoy tienen su huerta. Les comenté que estábamos armando la huerta en el merendero pidiéndoles ayuda para que puedan dar una mano y surgió la idea de pedir la semilla para que hagan lo mismo en sus viviendas y al poco tiempo todos tenían sus huertas”, contó Analia.

“Hay que incentivar a las familias y mostrar que si podemos hacer cosas entre todos. Solo así podemos salir delante de la situación que nos toque atravesar y sobre todo ayudándonos”, expresa sobre cómo trabajar y dejó un sueño para el merendero y las familias que allí concurren: “Sueño poder tener nuestro propio edificio techado y poder estar trabajando allí con todas las familias, niños y jóvenes. Si ponemos nuestra fe y confianza en Dios todo llega y se concreta”, concluyó Analia Herrera.

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