¿Vale la pena la disolución de la AFIP? Una mirada crítica sobre los cambios en la recaudación y el control aduanero
El reciente anuncio del Gobierno Nacional sobre la disolución de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la creación de la nueva Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) ha generado un fuerte impacto en la esfera política y económica del país. Con la desvinculación de más de 3.100 empleados y la reducción significativa de cargos jerárquicos, surgen interrogantes sobre los efectos reales que estos cambios tendrán en la administración pública y en la recaudación fiscal.
Desde el gobierno, se justifica esta medida como una estrategia de optimización de recursos. El vocero presidencial, Manuel Adorni, ha destacado el ahorro anual de 6.400 millones de pesos gracias a la eliminación del 34% de la estructura de la AFIP. No obstante, cabe preguntarse si estos ahorros serán suficientes para compensar las posibles consecuencias negativas en el desempeño del organismo y en la eficiencia del control fiscal y aduanero.
Uno de los puntos más polémicos es la desvinculación de 3.155 empleados, argumentando que su ingreso durante el último gobierno kirchnerista fue irregular. Si bien la regularización de la plantilla laboral es importante para el correcto funcionamiento del Estado, la magnitud de estas bajas plantea dudas sobre el futuro de la capacidad operativa de la nueva ARCA. La pregunta es: ¿puede un organismo que ha reducido significativamente su personal seguir garantizando un control efectivo sobre los ingresos fiscales y el comercio exterior, en un país donde la evasión y el contrabando siguen siendo problemas críticos?
Otro tema a considerar es la eliminación de la Cuenta de Jerarquización, lo que impacta directamente en los salarios de los altos cargos. La medida busca igualar los sueldos de estos funcionarios con los de un ministro, bajando el salario del titular de la nueva agencia a 4 millones de pesos. Aunque podría verse como una acción que apunta a reducir el gasto público, ¿no podría esta reducción salarial comprometer la calidad de la dirección del organismo y su capacidad de atraer a los mejores profesionales?
En un contexto de crisis económica, este tipo de reformas despiertan inevitablemente preguntas sobre sus consecuencias reales. ¿Realmente mejorará la eficiencia de la recaudación fiscal? ¿Se garantizará un control aduanero más estricto? O por el contrario, ¿estas medidas tendrán un impacto negativo en la capacidad del Estado para recaudar los fondos necesarios y combatir las irregularidades?
La creación de la ARCA y la reestructuración de la administración tributaria y aduanera son sin duda un cambio de alto impacto, pero aún es temprano para saber si los beneficios superarán los riesgos. La clave estará en la ejecución efectiva de la reorganización y en la capacidad del nuevo equipo de dirección para afrontar los desafíos que el sistema fiscal argentino ha enfrentado históricamente. Mientras tanto, el debate sobre si este cambio vale la pena sigue abierto.
Creado:
21 octubre, 2024