Historia de San Luis Gonzaga

Hijo del marqués de Gonzaga; de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social. Su madre Marta Tana Santena le enseñaba a Luis la cortesía y la oración hacia Dios y la Virgen María.

Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen le decía: «¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!». Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.

Le pidió permiso al papá para hacerse religioso, pero él no lo dejó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. Después de varios meses le preguntó: «¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?», y el joven le respondió: «En eso pienso noche y día». Entonces el papá le permitió entrar de jesuita. 

Su entrega a Dios en su infancia fue completa y absoluta y ya en su adolescencia, decidió ingresar a la Compañía de Jesús a los 15 años, pese a la rotunda negativa de su padre, Ferrante Gonzaga marques de Castiglione que soñaba para su hijo una exitosa carrera militar.

Durante los años siguientes, el santo dio pruebas de ser un novicio modelo. 
En 1591 atacó con violencia a Roma una epidemia de fiebre; los jesuitas abrieron un hospital y el santo desplegó una actividad extraordinaria; instruía, consolaba y exhortaba a los enfermos, y trabajaba con entusiasmo y empeño en las tareas más repugnantes del hospital. 

Un día ayudando a los enfermos, se contagio de la fiebre amarilla y su salud se debilito y esto produjo como consecuencia su muerte.

San Luis Gonzaga falleció a los 23 años el 21 de junio de 1591.

Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado. La Iglesia Católica lo declaro Patrono de la Jóvenes y Estudiantes destacando en San Luis Gonzaga un joven valiente, estudiante brillante en la Compañía de Jesús  y con amor al servicio por el prójimo especialmente a los pobres y enfermos , además del amor hacia Nuestro Señor Jesucristo.