Carga su cruz con total devoción al Señor de los Milagros de Mailín

Carga su cruz con la Fe intacta desde Santiago hacia el Señor de Mailiin.

Sin dudas, la festividad religiosa en que la feligresía rinde su total devoción al Señor de los Milagros de Mailín, es hoy, la más importante de la iglesia católica de La Argentina.

Es así que el centro de la escena será ocupada indudablemente, cada año, por las muestras, por las expresiones de fe más sentidas, que los devotos puedan corporizar para dar testimonio de su entrega absoluta hacia El Señor.


Imposible guardar o archivar los nombres de cada uno de los fieles que arriban al santuario de Villa Mailin para cumplir con su promesa.


Entre miles, un promesante, carga al hombro una cruz, delgada, simétrica, pintada a dos colores, celeste y blanca. Reza en el travesaño una leyenda: “Cruz Peregrina”. ¿Importa saber que salió hace dos días de la ciudad Capital? La cruza está rematada por una pequeña rueda, que así como impide que la madera se arrastre, también ayuda a hacer más amable ese tránsito de fe.


Muy abrigado el peregrino, intenta seguro vencer al frío de un otoño tardío, que sin embargo en pleno mayo se asemeja más un invierno temprano por el rigor de sus bajas temperaturas. Sus zapatillas son casi harapos, están a punto de dejar descalzo al promesante. Sus pantalones más que raídos, casi barren el asfalto desde hace muchos kilómetros. Hasta las orejas se ha calzado una gorra de lana que aplasta una melena salvaje. Campera, pulóver, bufanda, camiseta y unas extrañas mangas de lana que ocultan sus manos, no son mitones ni guantes.

Lo cubren del frío indudablemente, pero también lo resguardan de las ampollas que van floreciendo a cada kilómetro en su andar. Muy lejos de cualquier hazaña para el registro periodístico, si teníamos dudas ante semejante muestra de fe, ahora nuestro corazón se llena de certeza.

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