Mario Pacheco: “la guerra no sirve de nada, pero te enseña a valorarte”

El hoy referente del Museo Soldados Veteranos de Guerra de Santiago del Estero, expone sus pertenencias de la guerra en un espacio ubicado en la ciudad capital, para mantener viva la memoria del ex combatiente y conversar con los interesados de lo sucedido en 1982.

Mario Pacheco no sólo le puso el pecho a aquella fervorosa patriada de intentar recuperar las Islas junto a sus congéneres, sino que años después se dio cuenta que su quijotada debió persistir para combatir las balas del olvido.

“La guerra no sirve de nada, pero si te enseña a valorarte y a ser un hombre de bien en esta vida”, resaltó el hoy referente del Museo Soldados Veteranos de Guerra de Santiago del Estero, ubicado en calle Plata 361, entre Rivadavia y Jujuy, de la capital provincial.

No duda en considerar que el objetivo de todo combatiente deber ser “difundir la causa, inculcando buenas ideas a los jóvenes y defender por siempre la democracia”.

Compenetrado en el necesario y constante ejercicio de la memoria dijo que el objetivo desde la entidad, “es que la causa Malvinas no se muera nunca y esté siempre latente en el sentimiento argentino. Hay que recordar que la guerra de Malvinas significó el paso a la democracia y esto es lo que debemos entender para aprender a cuidarla”.

También, el veterano de guerra Mario Rubén Pacheco busca siempre inculcar la causa en las escuelas y explicarles a los más chicos lo sucedido en la guerra de Malvinas, es otro de sus grandes desvelos. “Yo tengo la sensación que este será un paso a largo plazo, pero lo vamos logrando. No será nada fácil recuperar las islas, porque los británicos están interesados en proteger los recursos naturales y en dominar el mundo”.

¿Qué fue lo más atroz que pudo vivir en la guerra?

-Fueron varias cosas, pero hace varios años atrás yo denuncié que, durante la guerra, para que nos den la comida, nos proveían antes una pastilla que nos mantenía despiertos prácticamente todo el día, y casi no podíamos descansar. Desde esa vez, varios nos empezamos a enfermar con esa droga que nadie conocía y nos obligaban a tomarla, si no, no nos daban de comer, así de sencillo.

¿Se hace posible la contención psicología al veterano?

-Hoy el veterano de guerra tiene su grupo familiar, con sus hijos y esposas, pero nos faltaría profesionales acordes para tratar los casos de estrés postraumático que presentan muchos de los combatientes, porque tenemos el flagelo de los suicidios de los soldados, y también de sus hijos. Esto es algo que a través de la comisión nacional estamos tratando de que se implemente, para la ayuda psicológica tan necesaria para la familia, porque ellos también reciben nuestras secuelas. Igualmente, hay pocos profesionales que trabajen exclusivamente con el estrés postraumático o el diagnostico de neurosis de guerra depresiva. Los pocos pasos que se van dando en materia de salud fueron igual muy importantes, porque siempre se encuentra alguien quien nos trate, pero están faltando más profesionales especializados.

¿Hay una terapia alternativa?

-Con pastillas no se solucionan los casos que uno pueda padecer, pero nosotros creemos que el mejor recurso es hablar entre nosotros (los veteranos), que muchas veces nos hace falta entre las mismas familias de los ex combatientes. Afortunadamente tuvimos varios encuentros familiares que nos sirvió de mucha ayuda, para superar algunos traumas y comprender nuestras aflicciones.

¿Sientes que en algún momento de vida podrás superar tu trauma?

-El estrés lo tendremos de por vida. Después de la guerra yo quedé internado durante tres meses en el hospital, a parte del tema del alcohol, y la psiquiatra de aquel entonces Aurelia del Valle Juárez, nos decía que, si nosotros no empezábamos a superarnos nosotros mismos, nuestros hijos iban a padecer las consecuencias, y esto hoy es así. Por ejemplo, la adicción a las drogas de parte de muchos hijos de ex combatientes es recurrente no sólo en Santiago, sino en todo el país.

¿Recuerdas el episodio de alguna extraña muerte durante la guerra?

-Un soldado de la Compañía B murió de hambre. Remigio, era correntino. Él era flaquito, cuando fue a Malvinas ya era flaquito. Y después allá no se alimentaba, no tenía posibilidades de conseguir comida, porque también la posibilidad de conseguir comida no era para todos los soldados. Había soldados que tenían la posibilidad, como yo, por ejemplo, que me iba a la carpa donde estaban los oficiales y tenía que servirles la leche a los oficiales. Pero había soldados que estaban en las trincheras, estaban lejos de la parte donde había comida y esos soldados tenían que esperar a que le trajeran la comida, o cazar algún pato o alguna oveja por ahí para poder comer. A Remigio lo llevaron a la enfermería ya muy desnutrido, lo quisieron recuperar después pero ya no aguantó. Murió en la enfermería. Lo llevaron cuando ya estaba de última, los quisieron recuperar, pero no hubo caso, murió en Malvinas.

El crimen más aberrante de la guerra

Mario Pacheco recordó el cruel crimen que cometió cabo argentino: “A Rito Florencio Portillo (correntino clase 62) lo asesinó el cabo argentino Gregorio Hermes Cabrera delante mío, porque le tenía bronca. Tal vez, si seguía la guerra nos íbamos a terminar matando entre nosotros”.

El veterano santiagueño indicó también que siempre tuvo el deseo de dar a conocer los daños que sufrieron los soldados argentinos. Por lo que además aseguro “es imposible esconder acontecimientos ocultos para la opinión pública porque somos parte de la historia, por más que le pese a muchos”.

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