Icaño: Solidaridad en tiempos de pandemia por parte de un merendero
En el barrio Las Trincheras de Icaño funciona desde hace cuatro años un merendero. Las restricciones por la pandemia y las dificultades económicas golpean duro contra la voluntad de Analía –la impulsora- y todo el grupo de colaboradores.
“Hoy merendamos chocolatada con tortilla”, dice un cartel que informa el menú del día en un pequeño pizarrón. Con ese aviso recibieron el sábado último a los niños que acuden al Merendero Las Trincheras. Mientras los pequeños llegaban, un grupo de madres trabajaba en la preparación de la chocolatada y otro, en la elaboración de la tortilla para acompañar tan sabrosa merienda.

En el barrio Las Trincheras de Icaño funciona desde hace cuatro años un merendero. Las restricciones por la pandemia y las dificultades económicas golpean duro contra la voluntad de Analía –la impulsora- y todo el grupo de colaboradores que tiene el merendero. De todas maneras, no dejaron de ayudar y al menos una vez a la semana, los sábados, ofrecen una merienda y un almuerzo a unas 150 familias –más de 300 niños-.

Huertas y gallinas
Actualmente se vinculan al INTA, quien les provee semillas de huerta y asistencia técnica. Desde el año pasado cuentan con su huerta comunitaria en la que producen verduras para el auto sustento del merendero. Además, impulsaron que 50 familias tengan hoy su propia huerta hogareña.
Desde hace dos meses también tienen su gallinero comunitario tras haber recibido cerca de 100 ponedoras de parte del programa ProHuerta de INTA. Esperan producir huevos para autoconsumo y los excedentes ponerlos a la venta de los vecinos. También varias familias recibieron pollos.

“El lugar de la huerta era un lugar salitroso. Era imposible pensar que podíamos producir aquí y sin embargo abonamos la tierra, hicimos un pozo para que no falte el agua y la tierra se ha mejorado muchísimo”, contó Damián, uno de los pocos hombres del grupo de trabajo.
Lo cierto es que están contentos con los resultados obtenidos en la huerta y son cada vez más manos que trabajan juntas en ella.

En sus orígenes el merendero tuvo 25 niños que recibían la merienda a diario bajo los árboles del predio de las trincheras. Hoy funciona en un lugar prestado en el barrio y el gran sueño de todos es finalizar la construcción de su propio edificio. Ya levantaron paredes, hicieron el revoque fino y el concreto para el piso. Resta el techo, aberturas, instalación eléctrica y pintura. Es desafiante el sueño, pero confían con lograr su objetivo.

Mientras tanto brindan un almuerzo y una merienda una vez a la semana debido a la difícil situación que atraviesan. Este año sumaron a jóvenes a la tarea voluntaria y se sumaron chicos de parajes vecinos como Salvia Paso, Mistol Paso y La Costa Lote 32.
“Seguimos ayudando y creciendo en nuestro sueño. Esta muy difícil, pero seguimos contando con la ayuda de Mauricio Mendoza desde Buenos Aires y de otras personas, pero principalmente el grupo de trabajo y madres de los niños del comedor”, contó Analía.
Creado:
11 mayo, 2021