“Mis hijas pasaban viéndome trabajar y me querían abrazar”
La historia de Pedro uno de los tres trabajadores que refaccionó el CIC de Herrera
Pedro Serrano es uno de los tres trabajadores que refaccionó el Centro Integrador Comunitario (CIC) de Herrera, mientras cumplía con su cuarentena por la pandemia del Covid-19. Regresar al pago y no poder estar con los seres queridos fue una situación durísima, pero no lo suficiente como para doblegar sus buenas intenciones, y las de sus compañeros, Carlos y Fabián.
Quizás la situación más difícil para Pedro fue ver a sus hijas de lejos. “Ellas pasaban por el CIC viéndome trabajar y me querían abrazar, pero bueno, uno por hacer las cosas como las tiene que ser, se mordía y se aguantaba”, contaba sobre su aislamiento cumplido responsablemente hasta el sábado día.
Por fortuna, el sábado se produjo el gran reencuentro. En vísperas del Día del Padre, Pedro pudo abrazar a sus hijas, a quienes describió como “apegadas” a él a pesar de que la distancia siempre se les cruza, debido a su trabajo.
Con sus compañeros regresó de un pueblo a 90 kilómetros de Bahía Blanca, donde trabajan para una empresa de ingeniería. “Hacíamos renovación de vigas: cambiamos durmientes, rieles, hacemos levantamiento de vigas”, comentó.
Con el avance de la pandemia en Argentina, sus actividades cesaron y estuvieron varados durante tres meses en Buenos Aires. “Es duro porque lo que uno más quiere es volver al pago, ver a la familia, a los hijos y aparte que se extraña. Nosotros íbamos a trabajar 30 días por ocho de franco y no había colectivo, la empresa no nos podía trasladar hasta que hemos decidido conseguir un auto y volver”, relató.
Arribaron a Herrera un sábado. En la mañana del domingo, sentados tomando mate, conversaban sobre el estado deteriorado del CIC, donde además funciona un Jardín de Infantes al que asiste una de las hijas de Pedro. Ahí llegó la propuesta: “¿por qué no hacemos una cosa: le decimos a don Humberto (Lugones) –comisionado de Herrera- si nos puede dar los materiales y nosotros trabajamos para que se nos pasen los días, cansados por lo menos vamos a dormir”.
Carlos y Fabián aceptaron la iniciativa. Se comunicaron con el comisionado, le explicaron su interés en trabajar de manera voluntaria en el lugar y al día siguiente recibieron los materiales necesarios. Sin más protocolo, pusieron manos a la obra. “Hemos arrancado el lunes, primero hemos hecho la entrada y después algunas cositas a los costados”, señaló Pedro.
Jamás imaginaron que este gesto tendría la repercusión mediática que tuvo. Según contaron, Fabián Fuentes, un profesor del lugar les pidió fotos para subir a su cuenta de Facebook porque quería incentivar a los alumnos. Así fue como las imágenes comenzaron a circular por las redes, pero los trabajadores no pensaron que trascendería “a Añatuya u otros lugares más lejos”.
“Uno lo hace de corazón, sin pedir nada a cambio, más por el pueblo donde uno vive, sabiendo cómo están las cosas…”, expresó Pedro y agradeció a todos los que les manifestaron sus buenos deseos a través de mensajes en las redes sociales.
Creado:
23 junio, 2020