En el marco del día por la memoria, la verdad y la justicia se recuerda a una de las desaparecidas santiagueñas
Sara Isabel Ponti Díaz era médica cirujana y militante peronista. El 17 de octubre de 1979 fue secuestrada en la vía pública en Ramos Mejía (Buenos Aires), mediante un operativo ilegal de detención y posterior desaparición forzada. Tenía 34 años. Por testimonio de ex detenidos fue vista en el CCD Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Inició su actividad laboral el 8 de agosto de 1975. A raíz de la persecución a la que comenzó a ser sometida por parte de la comisión militar que controlaba el Congreso. Luego del golpe institucional, fue cesanteada.
Sara es una de las tantas santiagueñas desaparecidas, es también hermana del músico Bebe Ponti y tía del actual intendente de Quimilí Diego Ponti.
El músico la recuerda cada día diciendo: “conviví muy poco tiempo con mi hermana Sara Isabel. Sin embargo, su presencia en mi vida es tan grande que la hace eterna en mis días. He aquí el triunfo de la memoria”:
ANTIELEGÍA PARA ISABEL EN EL PAÍS DEL NUNCA OLVIDO
Entre gritos y sombras.
Herido
al costado de la noche más oscura amanece tu nombre.
Acaso llama o ceniza
acaso nube
ráfaga en el abismo
solo fuego en el alba.
Hermana
el día nace en la península del olvido o más allá
en la comarca de los pájaros
donde la muerte es un rostro celeste un galope negro sobre la escarcha.
Solo fuego
y vértigo y nunca más.
Solo tu nombre
y tres palabras rotas como un cántaro y madre en esta hora de cenizas.
La mañana es clara, brilla el sol entre las ventanas
del último naciente.
Lejos
un otoño de vidrios relampaguea sobre las hojas muertas y cuatro caballos al acecho
y un ojo blanco
despedazado
como un espejo trizado en las tinieblas.
Será mi voz la canción de infinito y tu nombre:
erizo de los verde-octubres
y de los cañaverales azulados iluminará el sonido
hasta que la noche siembre estrellas y fogatas en las cumbres del futuro.
Qué día éste…
de nubes-fuegos en los vidrios y de ausencias
y de golpear el crepúsculo hasta que bueno…
sangre la tarde
el nunca-olvido
y regreses límpida implacable a encender el viento
que ruge tembloroso
en los caminos.
Levantaré palmo a palmo las piedras del silencio
los temibles golpes
que retumban en mi casa
el sol hundido en los escombros.
Acaso habites mi alma embriagada en los tumultos
del recuerdo
o en los peligrosos tumbaderales de la noche.
Acaso haga luz y sangre
este nombrarte.
Y otra vez el fuego
aquel peñasco acribillado donde mi boca tiembla
y tiembla el enemigo.
Hermana
la palabra es más hueca que nunca
y más sonora
más hiriente
y no hay perdón
octubre ni relincho.
Ellos lo saben
porque han encontrado tu rostro
en la mañana.
Y arden pájaros árboles banderas corazones y este azul escarcha
tu nombre en un torrente.
Acaso vendaval arena roja
fuego puro
y hermana que nace
y que renace
en este día perforado
sin olvido.
Adolfo Marino Ponti
Creado:
25 marzo, 2023