Ginto Acosta, el funcionario de una pequeña comisión municipal que se graduó como abogado a los 59 años
Fue durante dos períodos comisionado municipal de Vaca Human. Hoy acompaña a su hijo en la función. Considera que su nueva profesión es una herramienta más para ayudar a su pueblo.
Vaca Human (Cabeza de vaca en quichua) es una pequeña localidad enclavada en el departamento Salavina. En ella viven unas 200 familias y alrededor de mil habitantes dedicados a actividades productivas variadas. Cuentan en la actualidad con un jardín de infantes, escuela primaria y secundaria, una planta potablizadora de agua con red domiciliaria de distribución, energía eléctrica, puesto sanitario y una comisión municipal que se encarga de dotar de servicios básicos a la comunidad.
Es el terruño donde nació, creció y vive Ginto Acosta, una de las personalidades más importantes de la comunidad por la función que desempeña y quien a los 59 años de edad culminó sus estudios y se graduó como abogado.
En noviembre de 2006 se creó la comisión de fomento rural de la que el protagonista de esta historia comenzó siendo secretario de la misma. Luego, en el 2013 se elevó a la categoría de comisión municipal y en las elecciones ganó para convertirse en comisionado. En el 2017 fue reelecto al frente de la comuna y el año pasado cedió su lugar a su hijo Alejandro Acosta, actual comisionado municipal al ganar las elecciones.
“Siempre he tratado de superarme más allá de los obstáculos y de los años que tengo. Ha sido una meta que me propuse. Estudiar era algo pendiente que me transmitió mi papá y que quizás cuando era el momento no lo supe aprovechar. Luego, al ingresar en la función pública, sostenía que día a día uno debe ir superándose no solo para ser un buen gestor. Fue un desafío personal que me propuse para terminar mi carrera de abogacía y lo hice la semana pasada al defender mi tesis. Estoy disfrutando de esto en la actualidad. Voy a seguir estudiando para especializarme, pero eso será en poco tiempo más”, contó orgulloso Ginto.
Ginto comenzó a cursar abogacía hace cinco años y fue durante la pandemia que más aprovecho para acelerar su sueño de convertirse en abogado.
“Estando en la función pública uno descubre muchas cosas que te llevan a pensar en la necesidad de formarte mejor. Hasta el mismo trato que te dan en los organismos te hace pensar. Yo no soy de los que piensan que un título, seas ingeniero, abogado o lo que sea te cambia la forma de ser, pero a veces en ciertas reparticiones te miran y tratan de otra manera, según el título. Pienso la abogacía como una herramienta para luchar con más fundamentos por las necesidades de la gente de mi comunidad a la que represento”, agregó.
“A la pandemia la aproveche al máximo porque me dedique a estudiar en forma virtual, participe de seminarios, rendí todo lo necesario y mi tesis”, señaló para explicar compartió el estudio con el ejercicio de la función pública como comisionado. “Esto es un logro no solo personal sino también de toda la comunidad porque si no fuera por ellos o si no estaba en la función pública iba a dedicarme a otra cosa. La comunidad es parte de esto porque ha creído en mí y me inspiró a seguir la carrera y a terminarla”.
Emocionado no dudó en recordar a don Camilo Baltazar Acosta, su padre. “Este es el último gran sacrificio de mi vida para tributar a mi padre lo que él me inculcó. No fue fácil, pero con voluntad y la perseverancia se pueden lograr muchas cosas”.
Creado:
24 marzo, 2022